El futuro es hoy. Las necesidades y demandas que ha impuesto la "sociedad de la información", "sociedad del conocimiento", la "economía del conocimiento", o simplemente, los efectos culturales de la globalización, se hacen sentir en la vida de todos nosotros, cuando de modo silencioso impone desafíos que por nuestra formación convencional no estamos preparados para enfrentar.
La pregunta recurrente es si el proceso de escolarización, inspirado en la actual Reforma Educacional que lleva 17 años de desarrollo, prepara a nuestros niños y jóvenes para los desafíos de la vida social que imponen los abatares de la posmodernidad. Deseamos creer que sí, aunque los hechos demuestran que la brecha entre la riqueza y la pobreza aumenta y surgen nuevas formas de marginalización. La realidad de la educación municipalizada es alarmante. Se encuentran profundamente comprometida la eficiencia del proceso de escolarización y el sentido de la promosión escolar cuando no hay certeza respecto de la real calidad del aprendizaje de nuestros muchachos. Quizás el conocimiento escolarizado se construye y se muestra eficiente, en una modalidad particular, dentro de la cultura escolar y la realidad del aula, pero no sabemos cual es su real calidad, efectividad y eficiencia en el medio social en el que el estudiante debe desenvolverse. Muchos docentes se preguntan, no sin razón ¿estoy ayudando realmente a mis estudiantes?, ¿les provéo de la enseñanza que requieren para enfrentar el futuro con seguridad?. Lo cierto es que muchos de los miles de docentes que se desempeñan en este escenario educativo ya se ha dejado de hacer esta pregunta por la difusión en la cultura escolar de una suerte de "determinismo darwinista" que les hace pensar que la suerte de sus estudiantes ya esta hechada por el contexto socieocultural de los niños y por los rasgos estructurales del sistema nacional de educación que, para nuestra desgracia, no hace más que reproducir la pobreza existente.
A la luz de estas reflexiones, tengo la convicción de que dos son los factores fundamentales que el docente debe abordar en su acción educativa: la promoción de un educación basada en valores y principios culturales democráticos, y el desafío de apropiarse del currículum, de las teorías de aprendizaje y de la discusión contingente del enfoque pedagógico del "aprendizaje por competencias". En este último aspecto deseamos colaborar con la inforación que ponemos aquí a su disposición. Los docentes somos los convocados a asumir el desafío de disminuir los niveles de pobreza dentro del escenario de la acción social que nos compete de la que somos capaces. El docente, a nuestro entender y siguiendo los designios de Freire, es un agente de transformación social, por cuanto es necesario abordar el desafío de desarrollar una acción pedagógica acorde a la cultura contemporánea, no permeada de la siempre fácil crítica ideológica, sino que colmada de preocupación por contribuir al exito de nuestros propios estudiante.